Cuando algo se tiene, al parecer cuando algo se tiene no se percibe, no se palpa, el verlo siempre ahí, hace que no sientas que lo necesitas, lo crucial empieza cuando ese algo se desaparece de vista o lo pierdes en definitivo, es claro lo que reza aquella frase "no se sabe lo que se tiene hasta que lo ves perdido", y es que la falta de percepción de aquello que es importante para nosotros mella en la visión completa que tenemos de nuestra vida, a veces, ser sensibles a lo que nos rodea es punto principal para no desajenarnos de aquellas cosas, y es curioso, pero son las pequeñas cosas las que se extrañan más, y me viene a mi memoria una canción que le dio vida Chavela Vargas, titulada las Simples Cosas, de César Isella, habla principalmente de aquellas simples cosas que dejamos partir o que simplemente queremos dejarlas partir, olvidarnos de ellas, una estrofa que siento sublime es aquella que dice algo así "que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo. ", lo que me da la razón, dicen que la costumbre es la madre de todos los vicios, la cotidianidad.
Una vez pasada ese límite de la costumbre, es poco lo que se puede hacer para salvar las simples cosas y requiere un esfuerzo para recuperar la sensibilidad y abrir los ojos a aquellos que nos rodea, una simple mañana puede ser algo que en caso de perderla nos crea esa sensación de olvido o de abandono, simplemente cuando esa mañana no es como todas las demás y se amanece postrado en la cama por algún inconveniente de salud la mañana se vuelve algo que se añora y se sufre por volverla a tener, como este ejemplo hay muchos, el primer beso de buenos días, el abrazo, la primera caricia, o tal vez suene cursi, pero que tal el sonido de los pájaros al despertar, son simples cosas que las devora el tiempo, el truco consistente en no dejar que el tiempo las devore como si fuera viento..... (B.Gtz)
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